Generar una transformación estética integral, aportando una perspectiva novedosa y única a los espacios, implica no solo la creación de una imagen completamente nueva, fresca y elegante, sino también la atención meticulosa a las necesidades específicas del cliente. Este compromiso no se limita a la mera estética, sino que se extiende a la esencia misma de la experiencia del huésped durante su estancia en el hotel, con el objetivo de proporcionar momentos inolvidables y satisfactorios. La labor no solo reside en la creación visual, sino en la cuidadosa consideración de cada detalle, desde el diseño hasta la implementación, asegurando que cada rincón refleje la identidad y los valores que distinguen al hotel.
La imperante necesidad de este hotel consistía en forjar un entorno cálido con una identidad distintiva, brindando a sus huéspedes la experiencia de impregnarse con la esencia de la Ciudad de México mientras caminan por sus pasillos. Fue bajo esta premisa que llevé a cabo una serie fotográfica que titulé ‘Despertando a la Ciudad’. Cada fotografía fue capturada en las primeras horas del día, entre las 5:00 y las 7:00 a. m., en puntos emblemáticos de la CDMX. Mi objetivo era inmortalizar cómo la ciudad cobra vida a través de las actividades cotidianas de sus habitantes y la majestuosidad de sus edificaciones. Empleando la técnica de la fotografía de calle, me sumergí en las sombras y la suave luz de los primeros rayos de sol, buscando transmitir la serenidad que se experimenta en estas primeras horas, a pesar de tratarse de una de las metrópolis más imponentes del mundo. Desde el Ángel de la Independencia hasta el Castillo de Chapultepec, y hasta los barrenderos que cada mañana limpian Paseo de la Reforma, esta obra fotográfica se erige como un documento visual que registra el despertar diario del alma de millones de mexicanos.
Fue un gran reto profesional salir todas las mañanas sin un guión ni la certeza si me dejarían tomar fotos o no en los lugares, fue literalmente una cacería de la luz. Durante una semana salí en punto de las 5 am con mi cámara y mi bicicleta en busca de imágenes que pudieran ser icónicas par esta serie, una mañana solamente estuve observado a los barrenderos de reforma tratando de encontrar el momento perfecto para capturar una sola imagen que forma parte de esta serie y así todos los días era una aventura nueva hasta poder reunir las 20 fotografías que suman esta serie.
Al final fue algo muy satisfactorio poder ir al taller de impresión y ver mi trabajo impreso en gran formato para después ser montado en los pasillos del hotel. Esta serie es privada pero con permiso de la administración se puede visitar aún en el Hotel Stella Maris de la CDMX.